Neurociencias y educación: El arte de enseñar con cerebro
Neuroeducación: por una nueva escuela. Concepto y campos de
aplicación
Concepto
La neuroeducación examina los rastros que los procesos educativos dejan en nuestro cerebro y busca visualizar las relaciones entre estos datos y el modo como nos comportamos. Su aproximación al estudio del aprendizaje es primordialmente científico.
La neuroeducación tiene como prioridad tener presente los períodos en los que una persona puede centrar su atención en un canal de información sin distraerse ni fatigarse, para sacar lo mejor de la experiencia didáctica. Esto tomando en cuenta aspectos atenuantes, como por ejemplo, si se trata de una persona con Trastorno por déficit de Atención (TDAH), depresión o alguna neurodivergencia, explica Arturo Torres, Máster en psicología social por la Universidad de Barcelona y colaborador para la revista virtual Psicología y Mente.
Campos de aplicación
Los expertos en neuroeducación son capaces de diseñar y emplear recursos didácticos que permitan activar la conciencia emocional de los estudiantes como fotografías, videos, noticias o canciones. Por ello, cada vez tienen más presencia en los centros de formación que buscan optimizar sus procesos de enseñanza.
Además, estos profesionales pueden aplicar la estimulación cognitiva a aquellos niños, adolescente o adultos que presentan alteraciones neurológicas o trastornos del aprendizaje (dislexia, trastorno específico del lenguaje, trastorno por déficit de atención…), adaptando las lecciones a la diversidad presente en el salón de clases.
Derivado de lo anterior, sus conocimientos son ampliamente reconocidos en los siguientes puestos laborales:
- Docente en instituciones educativas públicas o privadas
Los maestros capaces de aplicar la neuroeducación a sus clases son ampliamente valorados, ya que son capaces de hacer que sus alumnos asimilen los conocimientos impartidos de manera más natural.
- Orientador especializado en la mejora del rendimiento escolar
En este tipo de ocupación se encargarán de prevenir, diagnosticar y atender al estudiantado con dificultades de aprendizaje, así como impulsar el desarrollo del talento de quienes cuentan con altas capacidades.
- Asesor en centros especializados en desarrollo educativo
Según su perfil profesional, se dedicarán a llevar a cabo diagnósticos sobre trastornos de aprendizaje y el desarrollo y, ante este tipo de problemas, aplicarán los programas de intervención necesarios para ayudar a niños y adolescentes. La neurociencia también puede ser útil para diseñar espacios de aprendizaje enriquecidos y avalados por el conocimiento científico.
- Consultor en neuroeducación
Las clínicas de neurología, psiquiatría y psicología contratan a este tipo de profesionales ya que son capaces de asesorar a padres y educadores con la finalidad de que impulsen el desarrollo emocional, social y las capacidades cognitivas de niños y adolescentes.
- Investigador en neuroeducación
Otra de las salidas profesionales a las que pueden aspirar este tipo de expertos es la investigación. En esta clase de puestos se dedicarán a seguir impulsando este campo del conocimiento y a desarrollar técnicas para mejorar el proceso educativo y de aprendizaje tomando en cuenta el funcionamiento del cerebro.
Para convertirse en un profesional de la neuroeducación es esencial contar con la formación adecuada. La Maestría en Aprendizaje, Cognición y Desarrollo Educativo de UNIR México proporciona a sus graduados los conocimientos que requieren para optimizar el aprendizaje de cada alumno y desarrollar planes de acción ante los problemas que se detecten.
Analizar e incorporar a las aulas procesos de enseñanza basados en la forma en la que asimila la información el cerebro, forma parte del futuro de la educación en el país. También conlleva la ventaja de detectar distintos trastornos del aprendizaje, dar respuesta a problemas cognitivos y desarrollar las capacidades específicas de las personas con inteligencias múltiples.
Neuromitos
Actualmente, un neuromito se define como un concepto erróneo, generado por un malentendido o interpretación distorsionada de un hecho científico.
El lenguaje impenetrable de las neurociencias o la buena fe y las ganas de creer, son algunos de los factores por la que se crean los neuromitos. Sin embargo, generan un elevado malestar tanto en docentes como en padres, lo que tiene una repercusión directa sobre el menor, por lo que es importante poder identificarlos y desmitificarlos.
Los principales neuromitos
- Solo usamos el 10% de nuestro cerebro. Este es uno de los neuromitos más extendidos. Es producto de la confusión entre anatomía y capacidades mentales. Las capacidades mentales pueden mejorar si se fortalecen conexiones neuronales o se crean nuevas redes, no es cuestión de espacio. Utilizamos el 100% del cerebro, pero en cada momento se activan las regiones necesarias, según las exigencias de la situación. Por otro lado, ¿cómo podemos saber qué capacidad total tenemos si solo utilizamos una parte?
- Los hemisferios son independientes y determinan la personalidad. Tradicionalmente se pensaba que el hemisferio izquierdo era el analítico, lógico y matemático, y el derecho la parte más creativa y sensorial. Así se sobreentendía que las personas zurdas eran quienes tenían una personalidad más artística y los diestros eran más estructurados y racionales. Sin embargo, hoy sabemos que, si bien ciertas áreas con funciones específicas se encuentran en un hemisferio u otro, ambos hemisferios reciben y procesan información de forma interconectada y holística.
- Los estilos de aprendizaje. Cada alumno tiene una predisposición biológica a aprender por tres canales diferentes: visual, auditivo o kinestésico (o de movimiento). Se entendía que, si los conocimientos eran transmitidos en la modalidad dominante, el aprendizaje sería mayor y se conseguiría en menos tiempo. Sin embargo, hoy sabemos que las modalidades sensoriales se encuentran interrelacionadas y que cuando la información es rica y cubre varios acanales sensoriales, el aprendizaje y el recuerdo es mejor. El cerebro es polisensorial.
- El efecto Mozart: escuchar música clásica hace más inteligentes a los niños. Este neuromito está basado en una investigación de la doctora Frances Rauscher que aseveraba que escuchar a Mozart durante 10 minutos al día aumentaba la capacidad intelectiva en comparación con quienes habían estado en silencio o hablando. Estudios posteriores revocaron este estudio inicial dada la imposibilidad de replicar los datos.
- Los tres primeros años son claves para el aprendizaje: este es uno de los mitos que más ansiedad parental genera, puesto que se postula que los tres primeros años condicionarán el aprendizaje futuro, y lo que no se haga en esta etapa no podrá hacerse después. Sin embargo, hoy sabemos que las sinapsis y la plasticidad cerebral continúan mucho más allá de los tres años e incluso se necesita una maduración del sistema nervioso para asentar tendencias que necesariamente deben hacerse más tarde.
- Las personas pueden aprender mientras duermen. No está confirmado empíricamente que se aprenda mientras se duerme. Sí que se practica y se afianza lo aprendido durante el día de manera consciente. También podemos resolver problemas durante el sueño utilizando información aprendida durante la vigilia. Por esto se dice aquello de “consultarlo con la almohada”.
- Cuanto más grande es el cerebro, más inteligente se es. El tamaño del cerebro no tiene nada que ver con la inteligencia, lo que prima son las conexiones neuronales. Una vaca tiene el cerebro más grande que un chimpancé, y, sin embargo, es incuestionable que posee menor inteligencia. Este mito tiene relación con la discriminación de género. Anatómicamente las mujeres tienen un cerebro más pequeño que los hombres, por regla general, pero esto no tiene relación con el grado de inteligencia.
- Actualmente un neuromito se define como un concepto erróneo, generado por un malentendido o interpretación distorsionada de un hecho científico.
- Solo usamos el 10% de nuestro cerebro. Este es uno de los neuromitos más extendidos. Es producto de la confusión entre anatomía y las capacidades mentales.
- Uno de los mitos que más ansiedad parental genera es que los tres primeros años condicionarán el aprendizaje futuro, y lo que no se haga en esta etapa no podrá hacerse después. Sin embargo, hoy sabemos que las sinapsis y la plasticidad cerebral continúan mucho más allá de los tres años.
Por ultimo se compartirá el siguiente video que aborda el tema visto, para que sea de una mejor comprensión el tema o refuercen lo visto en este blog.
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